LA DURA Y larga batalla de barrenderos
y jardineros por mantener sus puestos de trabajo ha dado sus frutos. No ha sido
fácil, pero bien está lo que bien acaba. El conflicto deja muchas lecturas y
varias lecciones de una gran utilidad en los tiempos que corren. La más
importante es que la unidad y la determinación de los trabajadores es un arma imbatible
y que cuando los sindicatos van de la mano los resultados tardan, pero acaban llegando.
Las centrales han conseguido
arrancar un acuerdo histórico. A cambio, también han tenido que hacer unas
concesiones difícilmente asumibles en un contexto que no sea el de la crisis
económica. No habrá despidos, pero las condiciones laborales serán peores para
un colectivo ya de por sí castigado.
Tampoco será mejor la calidad del
servicio cuando entre en vigor el ERTE de 45 días de suspensión de empleo al
año por trabajador hasta el año 2017. Las empresas concesionarias no han
conseguido su objetivo de mandar a la calle a 1.134 trabajadores, pero no salen
derrotadas. La mayor parte del esfuerzo recaerá sobre las espaldas de los
trabajadores. Sueldos congelados y la no reposición de vacantes es el panorama
que les aguarda.
Decir, como sostiene la alcaldesa
de Madrid, que “no hay despidos gracias a la flexibilidad de la reforma laboral”
resulta, cuando menos, inexacto, además
de atrevido. Si no hay despidos es gracias al éxito de la negociación colectiva
y a la determinación de los trabajadores. Ana Botella no ha salido victoriosa
de la huelga de limpieza viaria y jardinería. Por mucho que se empeñen sus palmeros
mediáticos. Su inacción y su falta de liderazgo, y no es la primera vez, han
causado preocupación no sólo entre los madrileños sino también en el seno de su
propio partido.
Los sindicatos, en cambio, salen
reforzados. Salvando algunos excesos y episodios violentos, no siempre
imputables a ellos, las centrales han mostrado el camino a otros colectivos. Si,
llegado el caso, los empleados de otras empresas concesionarias tienen que
enfrentarse a un conflicto similar, difícilmente podrán olvidar su ejemplo de
firmeza y determinación.
Los barrenderos han vuelto a
coger la escoba. Aún queda mucho por limpiar.
Estoy de acuerdo con tu análisis. Lo que no tengo claro son las declaraciones de Ruiz-Gallardón alabando a Ana Botella. Es que yo ya no sé si hablan en serio o con mensajes encriptados o con una ironía que no pillo. Saludos.
ResponderEliminar