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GURÚ, VISIR, ZAR, superjefe, ministro 23…  Estas son algunas de las expresiones que se han utilizado estos días para definir el creciente poder de Iván Redondo (San Sebastián, 1981) tras aumentar su poder en Moncloa como director del Gabinete de Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno le ha reforzado dotándole de nuevas competencias dentro de la compleja estructura de poder. Seguirá siendo el primer secretario de Estado, además de continuar como secretario del Consejo de Seguridad Nacional, atribuciones a las que sumará la Secretaría de Estado de Comunicación (SEC), ocupada por Miguel Ángel Oliver, bajo su mando directo ahora.

Y por si aún no tuviera suficiente tarea, Sánchez le ha encomendado crear «la primera Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo», un área que «se encargará de pensar estructuralmente en la España de los próximos 30 años». Pero hay más, tras su ratificación aumentará sus funciones, teniendo a su cargo todos los departamentos de asistencia al presidente como asuntos nacionales, institucionales, internacionales, comunicación con los ciudadanos, la secretaría general de Presidencia, la Dirección General de Asuntos Económicos, el Departamento de Seguridad Nacional o las diferentes unidades de análisis que asisten a la Presidencia. Tengo curiosidad por saber qué pondrá Redondo en su tarjeta de visita.

Redondo, que ya era una pieza fundamental en el engranaje del presidente, especialmente desde que comenzó a colaborar con un alicaído Pedro Sánchez cuando quiso recuperar la secretaría general del PSOE, se ha reforzado de tal forma que sus atribuciones son incluso superiores a las de un ministro.

Algo muy meritorito para alguien que no solo no es del PSOE, sino que había trabajado para el PP. Asesoró electoralmente al popular Xavier García Albiol en las municipales de 2011 llevándolo a la Alcaldía de Badalona; y ejerció luego de director del Gabinete de la Presidencia de la Junta de Extremadura, con rango de consejero, a las órdenes de José Antonio Monago. Fiel seguidor también de las campañas electorales de Estados Unidos, a eso se le llama, o es lo más parecido que se nos ocurre, dominar la complejidad de la comunicación moderna poniéndola al servicio de su cliente, por encima incluso de la ideología.

Cuestionado por algunos, tanto dentro como fuera del partido, el audaz sociólogo y politólogo donostiarra subió a los altares tras conseguir ‘modelar’ la imagen del dirigente socialista, además de pasar por ser la persona que hizo posible que Sánchez derrotara a Mariano Rajoy en la moción de censura. Su logro más reciente es el de haber sido, nadie lo ha desmentido al menos, el ideólogo e impulsor del pacto con Unidas Podemos para el Gobierno de coalición, que él ya apoyaba desde antes del verano.

Comenzó como consultor, se ha consolidado luego como estratega a la sombra de Sánchez y la leyenda le precede ya cuando ni siquiera ha cumplido los 40 años. Como dice el refrán, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Pues eso.  

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