DESCONOZCO SI EL PP puede convertirse en un peligro para la democracia, como sostiene Santiago Carrillo, pero el tufo que desprende el sumario del caso Gürtel, desclasificado al fin, es sencillamente nauseabundo. El torrente de pruebas es tan abrumador que para nada exageran los que mantienen que estamos ante el mayor escándalo de corrupción política de la democracia. Sí, ya sé que el PSOE también tuvo su Filesa, pero aquello ya pasó y fue convenientemente juzgado en los tribunales y en las urnas. Ahora lo que toca es esto, por mucho que le pese al PP, consciente como es de que este vendaval de corrupción puede hacer tambalear las perspectivas de voto de Rajoy, ahora que tenía a Zapatero contra las cuerdas.
Tampoco comparto la envenenada idea de Esperanza Aguirre de que la policía que ha investigado esta trama está a las órdenes del Gobierno, pero los jueces no. Y no la comparto porque eso sería tanto como admitir que en la etapa del PP también la policía estuvo a las órdenes del gobierno de Aznar y, en segundo lugar, porque de la misma forma nos llevaría a concluir, siguiendo ese mismo argumento, que los jueces madrileños también están a las órdenes de la propia Aguirre. Las opiniones son libres, es cierto, pero los hechos son tozudos y cuando las evidencias de que hubo una posible financiación ilegal del PP son tan contundentes mirar hacia otro lado tan sólo puede entenderse, o bien como una estrategia para ganar tiempo, o bien como un burdo intento de eludir responsabilidades.
Los partidos políticos, todos, deben tener siempre la casa limpia y bien ordenada. Siempre. ¡Ah! y actuar con una contundencia ejemplar para que nunca, nunca más, nadie caiga en la tentación de refugiarse en la política para robar a manos llenas. Mariano Rajoy dispone ahora de una ocasión de oro para despejar dudas cortando las cabezas que hagan falta sin que le tiemble el pulso. Si los partidos no se ponen las pilas y se lo toman en serio, si no se conjuran para combatir la corrupción, caiga quien caiga, será el fin de la democracia española. Así de triste y así de sencillo.
Más alto, pero no más claro.
Que diría Matías.
Un abrazo
Nacho
Tengo la sensación de que el PP nos quiere tratar como a idiotas. No me gusta que la gente no asuma sus responsabilidades, máxime cuando de lo que estamos hablando es de millonadas de las arcas públicas -tu dinero y el mío- que han ido a parar de manera fraudulenta a manos de unos bandidos. No quiero que los que encabezan los gobiernos que, de algún modo, dirigen mi vida miren hacia otro lado cuando la corrupción empieza a salirles por las orejas. No quiero que digan que es un percance, o que pongan en duda el trabajo policial. Quiero que cada uno asuma sus responsabilidades. Estoy sinceramente harta. Esta semana me han hartado dos cosas: la actitud del PP ante una evidente trama brutal de corrupción en sus filas y la actitud de la iglesia ante los pederastas. Ninguna de las dos me parece que debamos aceptarla sin más.
Me gusta tu entrada porque no destila visceralidad. Incluso creo que te envidio un poquito por ello. Es más, llevo meses sin escribir de estos asuntos porque me voy calentando hasta el inifinito y más allá. Pero te diré que hoy ha sido de esos días en los que me ha dado la impresión de que la democracia de este país tiene algunos pilares flojos. Desde las declaraciones de dirigentes del PP (especialmente lo que mencionas de Aguirre), hasta que Garzón tenga que declarar por perseguir crimenes del franquismo (te imaginas un juez alemán denunciado por una asociación nazi que fuera llevado a los tribunales por investigar crímenes de Hitler); o que un tipo como Matas se libre de la trena por poder pagar ¡¡tres millones de euros!! En fin, espero que esos 50.000 folios no te afecten ni a la vista, ni al cerebro.