Quiero decir con esto que no hay «clima de alteración social» que valga por parte de la “izquierda política y sindical”, ni la izquierda “poliédrica” legitima ni avala la violencia, ni el ministerio del Interior ha “permitido esta espiral de violencia”. Decir esto, como se ha dicho, no hace sino echar gasolina a un fuego al que ya le sobra demasiado combustible. Lo que en este momento importa, lo que de verdad importa, más allá de la mezquina rentabilidad política es que la víctima se pueda recuperar cuanto antes, que las fuerzas de seguridad detengan a los agresores y que los jueces apliquen la ley. Como siempre.
La violencia nunca es legítima. Es más, estoy de acuerdo en algo con el PP: “la violencia genera más violencia y la crispación más crispación”. Si es así, si lo creen de verdad, aplíquense el cuento y no alimenten más a la bestia. Determinadas palabras también las carga el diablo.