
NO SOY AFICIONADO a los toros. Y no me gustan, por más que en mi pueblo natal, Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), se hubieran criado de forma silvestre, allá por el siglo XVII los
Toros Jijones, una de las «castas fundacionales» de reses bravas de España. Dicho lo cual, voy entrando ya en materia para decir que con la decisión del Parlament de Cataluña no se rompe España, ahora tampoco, y que no necesariamente todo lo que venga de allí ha de convertirse en un debate identitario. En Canarias también se prohibió la lidia y nadie, que yo sepa, lo planteó en esos términos. Ni los canarios fueron entonces menos españoles, ni se hizo tampoco tanto ruido.Y conste que no soy partidario, en general, de las prohibiciones, salvo que aprovechemos ese viaje para prohibir otras cuestiones como la prostitución, la trata de blancas, el botellón, la contaminación acústica… y, si se me apura, hasta la mala educación. La casuística es muy variada, si bien la diferencia es que en este caso el proceso ha partido de lo que comúnmente llamamos «gente de la calle», es decir, de una Iniciativa Legislativa Popular, que luego los partidos políticos han utilizado a su antojo. En Madrid la
Asociación el Refugio ha iniciado el mismo camino, aunque habrá que ver aún si se acepta siquiera su debate en el Parlamento regional.
Dice Esperanza Aguirre, ganadera consorte, que esta medida del Parlamento de Cataluña sólo busca «romper lazos» y «enfrentar a los españoles». Pero vamos a ver, ¿por qué motivo las decisiones que adopta la Asamblea de Madrid son soberanas y, en cambio, las que vienen de otro parlamento igualmente elegido de forma democrática hay que cuestionarlas porque no nos gustan? La decisión, como es obvio, afecta y compete a Cataluña y no al resto, y no sólo eso, sino que los partidos catalanes han dado libertad de voto a sus diputados. ¿Dónde está el escándalo? La mayoría manda en Madrid, pero también en Barcelona, y esas son las reglas del juego. Aunque nos escueza. Ya se sabe, cuando los cuernos de tu vecino veas cortar, pon los tuyos a remojar. ¿O no era así el refrán?
Felipe, ya veo que no dejas de producir ni en vacaciones. Totalmente de acuerdo contigo. A mí me gustan los toros (sobre todo la parte del ritual, el lenguaje que se utiliza) pero me parece que las interpretaciones que se están haciendo de la prohibición están fuera de madre una vez más. Además, hay que recordar que el PP votó a favor de la prohibición en Canarias, pero en ese caso no se "rompió" nada.
Besos.
Mary
Me cuento entre los que dijo: "Ahi va, pero en Canarias ya estaban prohibidos?
Aparte de ignorancia personal, creo que es síntoma de que aquello se hizo bajo la normalidad democrática. Como esto.
El otro día escucho que OCHO niños de la única escuela taurina catalana, han visto truncado el sueño de triunfar en su tierra.
Pensé, minoría absoluta.
Abrazos
Nacho
Hace poco, hablando con mis compañeros en el trabajo, me enteré que en Almansa, población de Albacete, están prohibidos los festejos con toros. Al principio me sorprendió porque en La Mancha, es rara la población que no cuente con vaquilla en sus fiestas, pero luego lo pensé mejor y… claro, si es tan simple como aplicar la ordenanza que prohíbe el maltrato a los animales. Si revisásemos todos las ordenanzas municipales de nuestras poblaciones, veríamos con sorpresa que tenemos una ordenanza sobre el maltrato animal. Por ejemplo en Madrid, donde se han blindado las corridas de toros, en el artículo 37 Infracciones, de la ORDENANZA MUNICIPAL MADRID 26-07-2001. Tenencia y protección de animales se considera falta muy grave lo siguiente:
3. Maltratar, agredir físicamente o someter a los animales a cualquier práctica que les pueda producir sufrimientos o daños injustificados.
A partir de aquí, quien quiera, que intente convencerme si una corrida de toros no produce sufrimiento o daño injustificado al animal. Hay cosas interpretables, pero esta…
Está claro que los únicos argumentos son: La ruptura de la unidad de España, la cultura, el arte y no sé qué más.
Saludos.