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El líder de los socialistas madrileños se encuentra en un laberinto. Fue llamado por la dirección de su partido para reflotar el PSM-PSOE tras la forzada marcha de Rafael Simancas, pero no ha conseguido convencerles aún de que es el candidato idóneo para desalojar a Esperanza Aguirre de la Puerta del Sol. La presidenta madrileña, que en este 2010 tendrá que reinventarse para sobrevivir, toda vez que aún no ha podido hacer la remodelación de su gobierno que tiene pendiente, maneja varias encuestas que le permiten mantener la sonrisa. Las perspectivas demoscópicas no son buenas para Tomás Gómez y ese puede ser finalmente el rasero con el que se le mida cuando llegue el momento, que ya va siendo hora, de decidir si sale en la foto del cartel electoral. El PSOE repite los errores del pasado y deja para el último minuto la elección de sus candidatos sin tiempo, en el caso de que fueran nuevos, de aprenderse la difícil lección de Madrid, que tanto Aguirre como Gallardón se saben al dedillo

José Luis Rodríguez Zapatero está demasiado ocupado ahora con la cuestión europea como para pensar en la «batalla de Madrid», pero no estaría mal que «enseñara la patita» y diera algún síntoma de que le preocupa algo este asunto, sobre todo porque a él mismo le será muy difícil (si es candidato, como parece previsible) mantenerse en la Moncloa en caso de que el PSOE vuelva a descarrilar en Madrid en 2011. La cuestión es compleja, es evidente, pero algo tendrían que hacer en Ferraz para evitar la sensación de que los socialistas improvisan en Madrid. Ocurrió con Trinidad Jiménez y volvió a suceder con Miguel Sebastián, por no remontarnos atrás, y si nadie lo remedia puede volver a pasar.

Tanta indecisión no hace sino avalar la idea de que el PSOE no sabe cómo resolver lo de Madrid. Si por Leire Pajín fuera el candidato sería sin duda Tomás Gómez, mientras que otros destacados miembros de la dirección, agazapados de momento, no ven con malos ojos el desgaste al que están sometiendo los críticos a Gómez. Un galimatías que no hace sino socavar el liderazgo del líder de los socialistas y dar pábulo a todo tipo de dimes y dirites, cuando no de intrigas. Hace mal Tomás Gómez en negar, cuando no despreciar, el poder del llamado sector crítico, cuya fortaleza orgánica es muy limitada, no así en la Asamblea de Madrid donde su poder es evidente. Es cierto que la plataforma Socialistas por el Cambio no representa ninguna estructura de la organización, pero también es verdad que saben moverse con destreza en los medios de comunicación, uno de los puntos débiles de Tomás Gómez. Habrá que seguir esperando, no queda otra, pero tal vez nos podrían haber ahorrado todo este espectáculo si hubieran tenido las ideas claras. Sobre todo, cuando el PP juega con candidatos de primera división que solo se distraen de su objetivo para mirar en dirección a Moncloa.

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