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Llevaba varios días echando algo en falta y no sabía bien de qué se trataba. Ahora lo entiendo todo, era la felicitación navideña del alcalde de Madrid que, ¡vaya decepción!, este año nos llega sin el mensaje oculto al que nos tiene tan acostumbrados. Gallardón está desconocido. Ni dobles sentidos en su christmas, ni siquiera con una puyita mirando hacia la Puerta del Sol nos ha querido obsequiar el alcalde a los sufridos periodistas, tan necesitados como estamos de batallitas efímeras que nos alegren el día.

En esta ocasión, Alberto Ruiz-Gallardón ha optado por anticiparse al aniversario de la Gran Vía enviando una felicitación con una imagen de 1967 en la que se ve a unos barrenderos retirando la nieve de esta popular arteria, que cumple 100 años en 2010. Adorna la felicitación un verso suelto de Ramón Gómez de la Serna, recogido en su obra Nostalgias de Madrid: «La Gran Vía es el escape progresivo del hombre montado sobre el alcotán valeroso, y los que la vimos nacer nos guiamos por la vieja alegría para remontarla, un poco ciegos del tiempo». Ahí queda eso, si alguien se atreve no tiene más que buscarle tres pies al «alcotán valeroso».

Gallardón, que ya tiene el Belén montado, me refiero al de verdad, no quiere este año mensajes implícitos. Tan solo nos faltaba ya que su compañera, y sin embargo rival, Esperanza Aguirre, nos sorprendiera con una felicitación explícita y directa. la presidenta lleva varios días sin ser portada de ningún periódico y, en cualquier momento, puede resugir como el Ave Fénix. Ahora está desdibujada, pero quizás convenga recordar que la fabulosa ave mitológica surgía nueva y joven de sus propias cenizas. Cuando eso ocurra, que ocurrirá, volveremos a mirar al cielo de Madrid para contemplar en todo su esplendor una nueva batalla entre el «alcotán» del Palacio de Cibeles y el Ave que surca la Puerta del Sol.

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