
UN ‘KILÓMETRO CERO’ más limpio y ordenado, con mayor protagonismo para el peatón y con cambios en la ubicación de las estatuas. Estos son los ejes de la peatonalización completa de la Puerta del Sol, sin carriles para el tráfico ya, que José Luis Martínez-Almeida quiere empezar a completar a partir 2021.
Para agilizar el proceso, el alcalde de Madrid no tendrá necesidad de convocar ningún concurso nuevo, como adelantó en su día, sino que va a echar mano de uno de 2014 que su compañera Ana Botella no pudo ejecutar porque se le echaron encima las elecciones municipales que, a la postre, permitirán gobernar a Manuela Carmena con el apoyo del PSOE.
Ese proyecto lleva la firma de los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez, que buscan recuperar el espíritu del proyecto de Lucio del Valle y Arana del siglo XIX: reagrupar y despejar el espacio y poner «orden» retirando elementos «antiestéticos». Esto, además de orillar las estatuas del Oso y el Madroño, la Mariblanca y la ecuestre de Carlos III.
Aquella idea de hace seis años fue la ganadora del concurso ‘Piensa Sol’ que el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) convocaron entonces para «avanzar en el diagnóstico de los problemas de este espacio y reflexionar sobre las posibles soluciones». La propuesta quedó aparcada por el cambio de gobierno municipal, y ahora PP y Ciudadanos la van a recuperar para que sirva de base al proyecto definitivo que redactarán los ganadores del concurso junto a los servicios técnicos municipales.
Básicamente, lo que se pretende es “recuperar el orden y la forma del espacio reagrupando las funciones y ordenando los elementos de la plaza”. En el arco norte se va crear una zona estancial con bancos de piedra para delimitar el área comercial de las calles Preciados, Carmen y Montera.
Las estatuas de la Mariblanca y del Oso y el Madroño estarán en ese arco norte, mientras que la de Carlos III se dispondrá en el eje lineal este-oeste en posición girada y cuyo movimiento habrá que ver si suscita debate, como ocurrió con el fallido intento de mover el monumento a Cervantes en la plaza de España. En ambos extremos de Sol se localizarán dos “pabellones contenedores” de los kioscos, ascensores, y salidas del Metro, que recordarán a los antiguamente existentes. Esta modificación supondrá la desaparición de la popularmente conocida como «ballena» de Renfe, cuya cúpula de Cercanías tanta controversia causó en su día.
Los autores también proponen una iluminación homogénea de los edificios que delimitan la plaza y un tratamiento unitario de los bajos comerciales “para devolver a la plaza la integridad que nunca debió perder”.
Defienden los arquitectos que el lema que guio su proyecto es el mismo de la Real Academia Española (RAE), «limpia, brilla y da esplendor». «Limpiando es como se conseguirá que consiga esplendor. Desgraciadamente este espacio se ha desvirtuado con elementos antiestéticos o mal situados», ha señalado Linazasoro durante el acto de presentación en el COAM.
Reagrupar, despejar espacios, retirar lo antiestético y quitar más que poner, aunque añadiendo también “algún toque vegetal”, todavía sin definir. Todo Madrid, la esencia de la ciudad, pasar por este espacio que aspira a recrear el «ágora» griego clásico o el «foro» romano en «uno de los lugares más emblemáticos de toda España».
No lejos de allí, al comienzo de la calle Mayor, estuvieron (siglo XVI) las muy concurridas ‘gradas de San Felipe’. Las escaleras donde los madrileños de aquella época se congregaban para intercambiar rumores y noticias, además de calumnias y opiniones. A la escalinata de esa Lonja de San Felipe, en el desaparecido convento del mismo nombre, junto a la Real Casa de Correos, actual sede la Presidencia de la Comunidad, se la dio en llamar el ‘mentidero’ de Madrid, tantas veces mencionado en la literatura del Siglo de Oro.
Y eso es, justamente, lo que será siempre la Puerta del Sol: el auténtico Mentidero de la Villa. Un lugar de paso y de paseo obligado, más amable, seguramente, una vez que los coches se hayan esfumado.