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Tras año y medio de tensiones e intrigas, toca a su fin el accidentado aterrizaje de Rodrigo Rato en Caja Madrid. Este jueves será elegido presidente después de un convulso proceso electoral con aires de sainete por entregas. Un folletín que, sobre todo, ha evidenciado cómo se las gastan en el PP cuando están en juego los intereses de los diferentes clanes políticos.

Dicen los que saben de esto que Rato no se va a limitar a calentar el sillón que hereda de Blesa, sino que se va a emplear a fondo, utilizando el altavoz de la cuarta entidad financiera de España para lo que considere oportuno. Su prestigio (salvo por la espantada del FMI) sólo es comparable a su ambición y hay quienes piensan que lo de Caja Madrid es una excelente plataforma con el fin de tomar impulso para más altos destinos. Todavía es pronto para hacer conjeturas.

El hecho cierto es que el ex vicepresidente económico con el PP es un político de raza, que lo lleva en la sangre, y que hará sin duda política desde la Caja. La pueril afirmación de Gallardón de que con Rato se acaba el tiempo de la política en Caja Madrid se cae por su propio peso.


Coincide la llegada de Rato, en política las casualidades no existen, con la sanción a Manuel Cobo por sus durísimas declaraciones contra Esperanza Aguirre en el diario El País en plena batalla por la presidencia de la Caja. Aquellos «insultos» fueron determinantes para que la presidenta madrileña tuviera que renunciar a la candidatura de su fiel escudero, Ignacio González, como sucesor de Blesa.

La sanción de un año de suspensión de militancia es mayor de lo previsto y cabría interpretarla como un gesto de acercamiento, uno más, de Rajoy a Aguirre. Los recelos nunca desaparecerán pero estamos en época de deshielo y lo que toca a ahora es dar a entender que las heridas han cauterizado.

Tiempo habrá de diseccionar las consecuencias de la sanción a Cobo, ya que los efectos prácticos serán nulos, pero todo huele a un intercambio de naipes: «yo te dejo que pongas a Rato de presidente de Caja Madrid, a cambio de que le cortes la cabeza al vicealcalde». No sé, a mi me parece que pierde Aguirre porque los muertos que ella mata, veo que gozan de buena salud.

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