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¿SE PUEDE SOPLAR y sorber al mismo tiempo? ¿Se puede ser liberal e intervencionista sin inmutarse? Parece ser que si. Y digo que lo parece, entre otras cosas, porque así lo denunciaba sin ambages este fin de semana el ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, en su extensa entrevista concedida al diario El País. Dice Blesa textualmente, tras admitir que se alejó de la presidenta madrileña por no ser sumiso: «Aguirre no entendió que fuera independiente». ¿En qué habíamos quedado, señora presidenta? ¿No nos habían calentado la cabeza diciéndonos hasta la saciedad que el intervencionista era Zapatero? Vaya, pues ahora resulta que es el propio ex presidente de Caja Madrid, nombrado en su día por el PP, y amigo de Aznar por más señas, el que denuncia la maniobra.

Segundo ejemplo. Por si cabía alguna duda. El País publica hoy una interesante información según la cual «Mariano Rajoy conoció hace un mes la traición de Aguirre con IU en Caja Madrid». Dicho de otra forma, el PP de Madrid prefirió darle un puesto a Izquierda Unida antes que permitir la presencia del gallardonista Fernando Serrano en la Comisión de Control de la entidad (el «hijoputa» según la castiza versión ofrecida por Aguirre ante el famoso micrófono indiscreto). Es decir, la demostración, una más, de lo que ya sabíamos: que la inquieta presidenta madrileña no ha estado parada ni un solo minuto en todo este larguísimo y lamentable proceso. Si esto no es intervencionismo, que venga Dios y lo vea.

Ítem más. Añade Aguirre hoy El Mundo, conciliadora como siempre: «Ideológicamente Gallardón y yo no estamos en el mismo sitio. Yo soy partidaria de bajar los impuestos y él de subirlos. Él es intervencionista y yo no». Y remata la jugada: «No me parecería normal que Cobo volviese a figurar en las listas». Ahí queda eso. ¿Quien dijo aburrimiento?

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