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PARA QUIENES AMAMOS la radio por encima de cualquier otro medio, Hora 25 es mucho más que un programa. Y hoy, que cumple medio siglo de vida, bueno será glosar la importancia, desde todos los puntos de vista, de este genial invento. Como entonces empezaba a medianoche, la idea inicial de sus promotores era robarle una hora más al día, la hora 25, para impulsar la audiencia nocturna mediante una novedosa fórmula cuyo éxito perdura.

50 años y ahí sigue este espacio, tan joven y lozano, marcando ritmo de la actualidad en la era de los podcasts e internet. Y tan necesario como cuando este fiel oyente tenía muchos menos años de los que tiene ahora y bebía de la información y el análisis como si le fuera en ello la vida. Como entonces el streaming ni existía ni se le esperaba, uno acudía puntual a su cita nocturna antes de las señales horarias con una mezcla de impaciencia y devoción.

El programa, creado por Antonio González Calderón en 1972 –inventor del concepto de radio moderna–, tuvo a Manuel Martín Ferrand como primer director, aunque sólo durante un año. “Con las noticias que nos brinda Radio Nacional de España” –porque las radios privadas no podían emitir informativos propios–, y con la etiqueta de “un programa de cuestiones actuales”. Estas fueron las ingeniosas etiquetas elegidas para sortear la férrea censura franquista y también la resistencia inicial de la familia Fontán, propietaria de la SER hasta que, en 1985, pasó a manos del Grupo Prisa.

“Dicen que Antonio G. Calderón buscaba algún efecto sonoro que diferenciara el nuevo programa cuando su director, Martín Ferrand, y el técnico Jesús Alarcos, grabaron el famoso gong con una cuerda de piano y un arpa de boca comprada en el Rastro, solo horas antes de que comenzara la emisión del primer H25. A ello se unió la voz firme y clara de Juana Ginzo y el indicativo sonó por primera vez el 31 de enero de 1972”, relató hace 10 años la gran Ángeles Afuera, entonces jefa de Documentación en la SER y memoria viva de la radio, disfrutando ahora de su bien ganada jubilación.

En aquellos primeros años, parte del programa –que iba de doce de la noche a una y media de la madrugada– debía grabarse para que la censura le diera el nihil obstat previo a su difusión por las 54 emisoras que entonces tenía la cadena. Suena a broma, pero en aquella época cuando había algún tramo que no había obtenido el beneplácito de los censores, los minutos mutilados eran rellenados con la emisión de cuentos infantiles, una ingeniosa manera de avisar a la audiencia de lo que acontecía.

Y a partir de ahí oficiaron algunos de los mejores popes de la radiodifusión: Miguel Ángel Gozalo, Basilio Rogado, Iñaki Gabilondo (heraldo de la libertad informativa en los albores de la radio privada), José María García (‘independizado’ del programa con su ‘Hora 25 Deportiva’), José Joaquín Iriarte, Javier González Ferrari (hijo de Antonio G. Calderón, durante el 23-F dirigió el H25 más largo de la historia en la que se dio en llamar “la noche de los transistores”), Manuel Antonio Rico (procedente de RNE), Fermín Bocos (fichado en la COPE), Julio César Iglesias, Manuel Campo Vidal, Carlos Llamas (el llorado director que más tiempo ha estado en H25, con Javier del Pino y Miguel Ángel Oliver como subdirectores en diferentes etapas, y con Javier Casal, que dirigió el programa durante la enfermedad y posterior fallecimiento de Llamas), José Antonio Marcos (director temporal tras el fallecimiento de Charly), Àngels Barceló (procedente de ‘A vivir que son dos días’), Pepa Bueno (hasta que pasó a dirigir El País) y Aimar Bretos, su actual presentador, un periodista con estilo propio, hecho en la casa y que ya ha dado sobradas muestras de su buen hacer ante el micrófono, anticipo de un brillante futuro.

Desde hace medio siglo, que se dice pronto, en H25 se oficia de lunes a viernes la gran liturgia de las ondas y sus humildes acólitos nos congregamos con el fervor de siempre en torno a esta experiencia colectiva. Programas como este permiten que la radio goce de buena salud, pese a la feroz competencia no solo de las ondas, y perviva con nosotros como la fiel compañera que es. Larga vida a la radio y larga vida al informativo pionero, al que tanto debemos como referente del buen periodismo.

Para más emociones, he aquí «La memoria de Hora 25: 50 años de emoción y compromiso»

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