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HAY GESTOS SIMBÓLICOS tan potentes −y los que vendrán−, capaces de mitigar la tristeza y aliviar nuestra angustia por el coronavirus. Expresiones y muestras que nos permiten pensar que esta crisis sanitaria también está sacando lo mejor de nosotros. A título individual y como sociedad, una vez que hemos comprendido la auténtica dimensión de nuestra vulnerabilidad.

Así ha ocurrido con el emotivo aplauso multitudinario de este sábado a las 22:00 horas desde las ventanas y balcones de toda España para dar las gracias a nuestros sanitarios: a los médicos, enfermeros, celadores, conductores y al personal de limpieza de los hospitales y centros de salud.

Aplausos y vítores colectivos que no dejan de ser un acto alegórico, pero que unido a otras muchas iniciativas espontáneas en estos días de confinamiento −personas que se ofrecen a llevar la compra a los mayores, o profesionales que ofrecen sus servicios por teléfono o a través de las redes sociales−, nos hacen sentir un legítimo sentimiento de orgullo.

Las etiquetas #YoMeQuedoEnCasa o #QuédateEnTuCasa, que ya prendieron con igual aceptación en la sociedad italiana, están sirviendo para que los ciudadanos se estén movilizando con la puesta en marcha iniciativas de colaboración para ayudar a frenar la curva. Y en plena pandemia, la «respuesta masiva» de los ciudadanos también también ha conseguido llenar las reservas de sangre de Madrid, tras la llamada del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, otro ejemplo más de solidaridad.

El mensaje del ‘aplauso sanitario’ empezó a moverse el viernes 13 por la noche y rápidamente saltó a las redes sociales y las cadenas de WhatsApp, ahora que los grupos de mensajería están reemplazando el contacto social. Un aplauso extensivo a otros muchos colectivos como farmacéuticos, teleoperadores, personal de caja de los supermercados, reponedores, limpieza, cuidados, transportistas, Protección Civil, bomberos, militares, policías locales, miembros de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado…

Orgullo de gente que cuida de lo común. Un aplauso para la responsabilidad colectiva. Además de frenar el virus, hay que combatir el miedo con optimismo. Con fraternidad y solidaridad. Todo un ejemplo para la que se empieza a conocer como ‘generación Covid-19’.

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